Casi siempre tiene uno un arma: un cenicero, un par de monedas, una estilográfica..., cualquier cosa que pinche o corte. Nunca usen las dos manos a la vez, ni con un cuchillo, bastón o pistola: mantengan libre el brazo izquierdo, y pónganselo sobre la tripa. Si no encuentran nada con que golpear, conserven las manos abiertas y los pulgares rígidos.
El sargento galés
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