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sábado, 2 de enero de 2010

No era fácil competir con los jóvenes. Éstos miraban a los clásicos con una disimulada sonrisa de conmiseración. Sabían más que los difuntos premios Nobel y demás laureados. Conocían sus errores, las imperfecciones de su metología. Sus aparatos eran viejos, primitivos. Lo clásico era ya algo asimilado, caduco. La ciencia no es la música ni la literatura.

Danil Granin

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