Se consideraba obligado a darles dinero. Y no porque viera en ello un deber cristiano y se dijera que con la caridad nos limpiamos los pecados. No, no era eso lo que había en la base de sus actos. Su misión era pedir, y la suya dar. No había nada que reflexionar aquí. Así estaba montado, tal era la sociedad.
A. Yarilin
(Sobre la actitud de Uro con los pordioseros)
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