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martes, 8 de diciembre de 2009

Él no conocía los libros históricos, no le gustaban las novelas históricas, pero estaba empapado de historia rusa, era parte de ella. El siglo XVIII, el XIX y el XX, y nuestro tiempo, nuestra vida actual, aparecían en sus narraciones con los mismos derechos, ensartados por el curso único de la historia. No necesitaba la distancia para ver el carácter histórico de nuestra vida. Abordaba la actualidad como un cronista.

Koliusha

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