Aquel año, la intransigencia nos consumía. El fuego de la guerra había purificado nuestras almas, y no deseábamos ninguna clase de compromiso. A todo aplicábamos la medida del frente: ¿dónde has estado, a este lado de la raya o al otro? [...] Estábamos por encima de las complejidades de la vida, éramos los libres y felices vencedores para quienes todo era sencillo.
Danil Granin
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