No se dejaban guiar por los museos. Ellos mismos vagaban por las galerías de cuadros buscando aquello que les interesaba, se pasaban horas mirando así y asá, determinando la fuerza, la maestría y el secreto del pintor. Hojeaban los folletos de los críticos de arte para ponerse a prueba y ver si habían sentido aquellas vivencias, o para descubrir su ceguera.
Kóliusha y Vavílov
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