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miércoles, 26 de agosto de 2009

Recuérdelo: el pulgar hacia arriba, la hoja paralela al suelo, el antebrazo tendido y la muñeca suelta. Que ni por un momento pueda fijar la vista en el cuchillo. Y la mano izquierda en guardi, tenga usted cuchillo o no lo tenga. Nunca es preciso ofrecer generosamente el cuerpo. Es lo que siempre le digo a mi hija.

Sandy Lowe

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